Barro, arena y mangle. La tradición de la artesanía en barro en Puerto San Pablo de Nandayure

Reseña:

Guanacaste, sin lugar a duda, es una provincia que cada día sorprende dada la diversidad de manifestaciones y formas en que la cultura se mantiene viva, pero además se transforma ante los cambios y las demandas actuales. Por ello, al recorrer las comunidades costeras del cantón de Nandayure, se ve que habitan personas que trabajan en artesanía, pesca, agricultura y que en sus múltiples oficios contribuyen al quehacer económico de su entorno y su gente.

“Josefa Rosales (1920 – 2017), conocida como Chepa, encontró en la venta de cerámica un apoyo para sacar a adelante a sus siete hijos. Su hija Esperanza cuenta cómo de niños le ayudaban con la leña y el barro y alujaban (pulían) las piezas. Entre las piezas que elaboraba se destacan: «Mi mamá hacía tinajas grandes para chicha, para agua, porque antes no había refri y la gente compraba para echar agua. También hacía macetas grandotas, hacía colgantes, comales, ollas frijoleras para cocinar frijoles, platos; ella fabricaba sus platos, lo que le encargaran. Hacía chanchos, viera como le encantaba hacer chanchos.»”

Es en Puerto San Pablo de Nandayure donde viven artesanas del barro, portadoras de tradición quienes han procurado, a lo largo del tiempo, mantener viva la cerámica nandayureña partiendo de un legado que de generación en generación se ha transmitido, una herencia que con el paso de los años se mantuvo oculta, pero que renace para mostrar que sigue siendo el sitio donde florece la habilidad creadora de transformar el barro en una pieza de cerámica artesanal.

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